“Durante la guerra última (segunda), soldados y oficiales del ejército estadounidense hacían partidos de basquetbol allí donde podían. En un encuentro, y ya sobre el final del juego se encrespó bastante un jugador, y el árbitro, que era un soldado raso, tocó de pronto el pito y encarándose con el jugador le gritó:
-¡Si vuelve usted otra vez a hacer esa artimaña, lo expulso inmediatamente de la cancha… mi capitán!...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario